Escritora frustada, que intenta poner orden en el baúl oscuro de su imaginación. Relatos que salen desde lo mas recondito de mi alma e intentan liberar todo lo que siento por dentro. Espero que os guste, os entretenga y que me digáis lo que os hace sentir. Gracias por acompañarme en mi rincón.

14 dic 2008

La doncella y el espejo


En un palacio de cristal, vigilada por la luna, vigilada por la noche, vivía la doncella, en su agónica melancolía. Dormía por el día, cantaba por las noches, se asomaba a los barrotes de plata, que la mantenían prisionera en su carcelarío hogar.


Suplicaba cada anochecer a las diosas del destino, que acabaran con su soledad, que la dejaran marchar, que la dejaran vivir... pero nadie la escuchaba, sólo tenía por compañía, un espejo en el centro de su blanca habitación. El marco era brillante, como alas de un hada, y en el se reflejaba su lánguida figura. Su cabellera, hasta la cintura, del color del azabache, su rostro de porcelana, como la luna que la guardaba, sus manos finas, como si fueran de una niña.


Corría de un lado a otro, recorriendo todo el castillo, buscando un resquicio, por donde poder escapar. Pero en cada ventana, en cada rincón, solo veía a la noche, y a la luna, majestuosa, imponente, controlando desde el cielo. Cantaba entonces en los rincones el porqué de su cautiverio, el porqué de su soledad. Por querer lo que no debía, por desear lo que no era suyo, por soñar con lo que era de otros.


Y ese fue su castigo, vivir eternamente, en un palacio de cristal, viviendo bajo las estrellas y anhelando ver el sol, con la única compañía que el eco de su voz susurrando sus canciones y el espejo de su habitación.


Una noche que a la luna, la tapaban las estrellas, cantó ella con su voz, mojada, en las lágrimas de su tristeza. La oyó el elegante espejo y enternecido por su melancólica melodía, comenzó a brillar, para hacerle compañía en esa oda musical. Cuanto mas ella cantaba, mas él brillaba, como mil alas de hada batiendose sin piedad. Su canción era de ruego, de súplica, de desesperación, buscaba una salida, y se agitaba con frenesí al tiempo que su camisón de seda, bailaba en torno a ella.


Se acercó ella sin cesar de cantar su lamento, estirando su mano para sentir el frío brillo de su nuevo compañero. Al tocar su propia imagen, sintió como se rompía, en mil olas de destellos, como el río cuando se agita. Cuanto mas alto cantaba, mas se agitaba su imagen, cuanto mas triste cantaba, mas podía hundir su mano en él.


Dió las gracias a esas diosas, que escucharon sus ruegos, y le abrieron una  puerta a su ansiada libertad, se asomó poco a poco, al interior del espejo viendo la luz, el sol, los pájaros... pero al tiempo, cuanto más se asomaba, una punzada en su interior se clababa, mientras su ropa se volvía carmesí. Entendió ella entonces, que si quería ser libre, si quería saltar a ese idílico lugar, tenía que dejar correr su vida.


¿Que hacer? Una vida de agonía o fuga tantas veces soñada, cerro los ojos y siguió su son, al tiempo que, por primera vez, sonreía.


Así, cuando las nubes se marcharon del cielo, la luna la encontró, en medio de su habitación, con una cama bajo ella, de su sangre, aun caliente y espesa, pero con una expresión que Selene desconocía y era aquella que la doncella sentía al poder liberar su vida.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bonito y muy triste a la vez. Me encantan las metáforas y los simbolismos.

Anónimo dijo...

Es muy bonito, la verdad, te has vuelto asi como poetisa, creo que eres protagonista de tus propias experiencias, jeje, pero tiene bastante enganche, vamos vas para el Pulitzer, jaja.

No soy un entendido de esta materia, pero creo que tendría que ir venciendo ese lado bonito y romántico al triste y melancólico.

Veremos cumplido el sueño de Selene? Esperando proxima entrega...