Escritora frustada, que intenta poner orden en el baúl oscuro de su imaginación. Relatos que salen desde lo mas recondito de mi alma e intentan liberar todo lo que siento por dentro. Espero que os guste, os entretenga y que me digáis lo que os hace sentir. Gracias por acompañarme en mi rincón.
8 dic 2008
Anoche le habló la luna
Oscuridad...
Esa calma rota, como la copa que cae de la mano y se estrella en mil pedazos contra el suelo.
De repente, se despierta empapada en sudor. Se incorpora, intentando respirar, con un sentimiento atravesado en la garganta, como el grito ahogado del que acaba de morir. No sabe lo que es, ¿o no lo quiere saber? Algo la impulsa a la ventana, con tal rapidez, que choca contra el frío cristal, entibiando sus emociones, su angustia...
Entonces sucedió, entonces la luna le habló. Le dijo que lo liberara, que lo dejara escapar, que lo dejara ir. "No vas a conseguir nada", le dijo. Abre la puerta de la jaula que hay dentro de ti y deja que vuelen libres esas dos almas hacia su propio destino. Si no, nunca cesarán las lágrimas, las tuyas, húmedas, como el rocío de la mañana, las suyas, invisibles, como los pasos del guardián de la noche.
Entonces la luna le habló. Le dijo que viera mas allá de su egoísmo, de su orgullo que le cegaba y no le dejaba ser feliz. "Abre tu mano y déjale libre", le dijo. No puedes retener lo que no es tuyo , es como el río que fluye entre tus dedos y al que no puedes hacer prisionero.
Miró ella hacia el cielo, con un velo en la mirada y la angustia clavada en el corazón. Quería gritarle que se equivocaba, que si ella le retenía a su lado, serían uno solo... Pero ya no habían fuerzas para luchar. Sus manos golpeaban el cristal, en un intento de castigarse a si misma por haber perdido esa batalla.
Buscaba paz, quería paz, quería que su corazón volviera a vivir, pero no quería renunciar a él. La luna, esa luna cruel que le arrebataba lo que mas deseaba, pero en el fondo, sabía que la liberaba. No, no podía ser, quería gritar... pero no podía, quería correr... pero sus piernas no se movían, quería paz. ¿Dónde estaba esa paz escondida? Cada vez le costaba mas respirar. Quería gritar, correr, escapar. Cada vez, golpeaba con mas fuerza el cristal. Mientras, la luna, la juzgaba y sentenciaba desde el atrio de su palacio celestial.
Entonces sucedió.
Silencio...
Oscuridad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
La luna siempre me ha transmitido calma pero sin duda después de leer el relato me siento tranquila al saber que no puedo verla a través de mi ventana...
Inquietante y poético, muy bonito
Me ha gustado, Erika. Misterioso, lo justo para que el lector complete todo lo que falta a su imaginación y antojo.
La ilustración es el broche de oro. Preciosa.
"quería que su corazón volviera a vivir, pero no quería renunciar a él"...que bonito, cuanta verdad se esconde detrás de cada palabra...sabes? pero toda historia tiene un final feliz... está escrito en la luna ;)
Publicar un comentario